El tiempo fue pasando y, con él, las experiencias fueron acumulándose en algún rincón de la memoria.
Y, de pronto, un día se prendió la mecha que dio luz a la curiosidad por saber qué se sentiría al compartirlas.
Para ello, debía escarbar en lo profundo de la memoria para así lograr recordar aquellas vivencias, reconstruir los momentos que hoy son anécdotas y, ¿por qué no?, también proponer reflexiones que pretendan provocar el debate o, simplemente, intentar inspirar sutilmente la creatividad.
El autor anónimo nace con la intención de no hacer personal ni absoluto su discurso; de hecho, tal vez hablen más de una voz en su nombre, con la intención bien marcada de construir un diálogo con el lector que se nutra a sí mismo y se desarrolle con total naturalidad, alimentando el análisis objetivo.
Dando por comunicadas las intenciones, damos por presentada la grilla gastronómica, nombrada como: La Bambalina. Dirigida por: El Fantasma de la Ópera.


