Cuando el vino argentino juega a ser Hollywood

Cuando el vino argentino juega a ser Hollywood

El Hotel Hilton de Puerto Madero fue escenario de la gala de los Wine Challenge Argentina, un evento que reunió a productores, sommeliers, enólogos y comunicadores y personalidades del mundo del vino para aplaudirlos y premiarlos.

Antes de ponerme reflexivo, quiero resaltar la calidad de los vinos blancos que probé en la gala de Wine Challenge Argentina. Decidí dedicarles tiempo y prestarles atención, enfocándome en esta categoría, y el resultado fue más que esperado: contundente calidad.

Algunas etiquetas realmente me volaron la cabeza por su excelencia integral: aromas, sabores, potencial, armonía, estabilidad, pensar ese vino en servicio, disfrute y placer. Esto me sigue confirmando de por qué el vino sigue siendo una experiencia única.

Vale la pena mencionar algunos de estos vinos:

VINOS BLANCOS
Los blancos están viviendo su gran momento.

PASCUAL TOSO ALTA CHARDONNAY 2023

DOÑA PAULA SINGLE VINEYARD ALLUVIA SAUVIGNON BLANC 2023

SALENTEIN SINGLE VINEYARD LOS NOGALES SAUVIGNON BLANC 2021 

MARIA CARMEN CHARDONNAY SELECCIÓN DE PARCELAS 2023 

ZUCCARDI POLIGONOS CHENIN BLANC 2024 

ALTA YARÍ GRAN TORRONTÉS 2024

Fue un lujo total poder volver a probar semejantes vinos. Muchos ya son clásicos entre los paladares más sibaritas de Argentina, y otros, al menos para mí, fueron nuevamente una grata sorpresa. Sin dudas, un buen camino que promete seguir sorprendiendo.

Bueno, les comparto una mirada  un poco más profunda. 

Desde el punto de vista del reconocimiento, estos premios para los ternados tienen mucho de vanidad. Son un combustible para el ego y una palmada elegante en la espalda que nos anima a seguir. Porque nada motiva más que escuchar que lo que hacemos “está bien”, aunque sea bajo el criterio selecto de unos pocos.

Claro que, más allá de la emoción, también hay que reconocer la otra cara de estos eventos. Venerar un reconocimiento en el mundo del vino se parece bastante moderno: el premio como un talismán, el jurado como sumo sacerdote y el ganador como elegido por una temporada. El objetivo no es únicamente destacar méritos, sino construir prestigio, alimentar un poco los egos y, de paso, darle a la industria un barniz de glamour que circula tan rápido como los reels en redes sociales. Aunque a uno le cueste aceptarlo, es lo que se consume y no vamos a ser hipócritas escondiendo la cabeza en el caparazón. Algo bien estarán haciendo. Después, cada cual tendrá su manera de manejarse, pero las reglas del juego parecen ser estas hoy.

Hilton
Cobertura de Newstad en la feria de vinos previa a la gala.

A mí lo que me preocupa, viendo los números y la crisis que atravesamos, es que cada vez se vende menos vino. Y siento que retrocedimos algunos escalones. No quiero opacar los festejos ni mucho menos, pero no puedo dejar de ver esa realidad.

Tampoco pretendo ponerme la capa de héroe. Entiendo que hay cosas por mejorar, pero lo cierto es que todavía no sé bien cómo hacerlo. Al fin y al cabo, lo que se celebra no es solo al vino argentino, sino también la vanidad, el marketing y la posibilidad de salir en la foto principal. Porque en este mundo actual, el reconocimiento no se bebe: se exhibe

¡Chin Chin!